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La Consellería de Cultura e Turismo viene de licitar los trabajos de restauración y conservación de la iglesia de San Nicolás o San Xoán de Portomarín por un importe de 249.226 euros. La resolución, publicada en la Plataforma de Contratos Públicos de Galicia, recoge que las empresas interesadas pueden presentar sus ofertas hasta el día 3 de diciembre.

El delegado territorial de la Xunta en Lugo, José Manuel Balseiro, destacó que el proyecto incluye actuaciones que afectarán a las cubiertas y a los paramento con el objeto de resolver problemas provocados por la filtración de humedades. El plazo máximo de ejecución de las obras será de seis meses.

Así, la intervención corregirá la entrada de humedad que se produce a través de las cubiertas y los sistemas de evacuación de las aguas de lluvia. También se propone el relevo de las rejas entre las almenas por un sistema que evite la entrada de aves en los pasos de ronda, la limpieza de fachada, la restauración de las portadas escultóricas del monumento y de la vidrería del rosetón de la fachada principal y otras acciones como la mejora de las instalaciones de iluminación y ventilación del espacio bajocubierta o la ocultación de la instalación eléctrica vista.

Balseiro apuntó que estas intervenciones contribuirán a resolver los problemas detectados en la iglesia y a ponerla en valor. Según recordó, están cofinanciadas por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional en el marco del programa operativo Feder Galicia 2014-2020.

Bien de Interés Cultural

La iglesia de San Nicolás o de San Xoán de Portomarín tiene la consideración de Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de monumento. Fue construida entre los siglos XII y XIII por la Orden Hospitalaria de San Xoán de Jerusalén, siguiendo la tradición de los antiguos templos romanos dedicados al dios Xano.

Tiene una sola nave con dos puertas laterales en la cabecera, una puerta frontal en la fachada principal al oeste y una ábside semicircular al este. Interiormente destaca su altura y la orden románica expresada en las columnas de los muros y ventanas con arcadas de medio punto propias de este estilo.

Exteriormente resulta imponente su sencillez compositiva, su esbelto volumen coronado de almenas y las cuatro pequeñas torres que recuerdan su carácter defensivo, el rosetón de la fachada principal y la delicada decoración románica. Su situación original junto a la puente sobre el río Miño respondía al control y protección del paso de los peregrinos y comerciantes por el puente.